A finales de marzo, el enviado especial de los Estados Unidos para el cambio climático, John Kerry, visitó Oaxaca donde acompañó al presidente Andrés Manuel y a funcionarios públicos de México al aniversario del natalicio de Benito Juárez.
Durante el evento, John Kerry anunció que incitaría a las empresas norteamericanas de energías sustentables a invertir en México, tanto en la región sur-sureste, favorecida en la actual administración con megaproyectos de infraestructura, como en el norte del país, donde actualmente se desarrolla el Plan Sonora de producción de energías renovables, y a su vez existen planes de instalar tres plantas solares de índole privado, las cuales representan una inversión de aproximadamente 5 mil millones de dólares, según comentó el presidente Andrés Manuel días después.
Estas inversiones dan un giro a la situación energética bilateral, reflejando la voluntad política de ambas partes por establecer una agenda de cooperación y mutuo beneficio en materia energética que permee en sectores clave para el desarrollo económico y social, pero que también sume a los compromisos medioambientales asumidos por ambos gobiernos.
A pesar de la tensa situación política binacional, rodeada de incertidumbre por los recientes eventos en materia de seguridad, migración, y en un contexto donde las elecciones federales de ambos países en 2024 cada día están más cerca, el trabajo de las autoridades mexicanas frente a los diferentes retos presentados otorga confianza a los inversionistas extranjeros, no sólo de Estados Unidos, sino de otros países, como Canadá, quien hace unos dias a través de Scotiabank anunció la futura instalación de 150 empresas en territorio mexicano.