Dentro de las fuentes de energía renovable, la energía solar ha resaltado como una de las mayores adhesiones para la transición energética. Según la Agencia Internacional de Energía( IEA por sus siglas en inglés), la energía solar fotovoltaica representó más de tres cuartas partes de las nuevas incorporaciones de capacidad renovable durante 2024, seguida por la eólica, y la hidroeléctrica.
Aquí se presenta una cuestión interesante: la energía solar fotovoltaica y la energía solar termosolar, si bien ambas provienen del sol ¿Cuál sería la diferencia entre ellas? Debemos aclarar que estas diferentes tecnologías se derivan de las capacidades actuales para aprovechar la luz solar y generar energía eléctrica, y que de las mismas derivan diferentes técnicas para aprovechar la misma fuente renovable.
Dicho lo anterior, podemos mencionar que la energía solar fotovoltaica es la conversión directa de la radiación del sol en electricidad, mientras que la energía solar térmica se basa en la captación de calor del sol para agua caliente, calefacción o generación eléctrica mediante calor.
La tecnología fotovoltaica consiste en módulos (paneles) que contienen células semiconductoras (habitualmente silicio cristalino) que generan electricidad en corriente continua cuando la luz solar incide sobre ellos. Esta corriente se convierte luego en corriente alterna (AC) mediante un inversor, lo que permite su uso en aparatos eléctricos o la inyección a la red eléctrica. Esta forma de energía es muy versátil: puede alimentar cargas residenciales, comerciales, industriales, e incluso formar parte de grandes parques solares para generación eléctrica a escala.
Por otro lado, la energía solar térmica aprovecha la radiación del sol para generar calor. Este calor puede emplearse directamente para agua caliente, calefacción de espacios, procesos industriales térmicos, o para generación eléctrica mediante sistemas de concentración solar, que usan espejos o colectores para producir vapor y accionar turbinas. En uso más frecuente, que es el residencial y comercial de calentamiento de agua, el sistema consta de colectores solares térmicos, es decir placas planas o tubos evacuados, un circuito de transferencia de calor, lo cual puede ser agua, tanque de almacenamiento, bombas y controles.
Por un lado, podemos encontrar las primeras diferencias: la energía fotovoltaica produce energía directamente, mientras que la termosolar, para producir energía, requiere de más pasos y materiales para generar electricidad. Sin embargo, algo que considerar es que en la energía fotovoltaica, se “desaprovecha” el calor que el sol irradia para la generación de electricidad. Esto se vuelve una ventaja hablando de los sistemas termosolares, pues tiene mayor eficiencia en captación de radiación solar para calor, pero cuando se requiere electricidad esta ventaja se hace menor por conversiones adicionales y complejidad del sistema.
Respecto a la duración de cada uno de los sistemas, dependiendo de los fabricantes y el mantenimiento que se le de, los sistemas fotovoltaicos pueden alcanzar una duración de 20 a 25 años, mientras que los sistemas termosolares alcanzan una duración de entre 15 a 20 años.
Los sistemas fotovoltaicos han alcanzado una mayor aceptación en los mercados de generación eléctrica, dado que su propósito principal, a diferencia de los sistemas termosolares, es la producción directa de electricidad. En el ámbito doméstico, y siempre considerando las condiciones climáticas específicas, resulta viable la instalación complementaria de ambos sistemas para aprovechar sus respectivas ventajas y promover un uso más integral de las energías renovables.
En contextos de mayor escala, los sistemas fotovoltaicos son la alternativa más adecuada para la generación eléctrica, debido a sus menores requerimientos técnicos y de mantenimiento, así como a su vida útil superior frente a la tecnología termosolar.
En el marco de la transición energética, es fundamental analizar y adoptar las opciones disponibles, tanto desde el ámbito doméstico como desde el sector industrial. En Enicon, respaldamos los esfuerzos realizados hasta ahora en favor de la sostenibilidad, pero reconocemos que aún existe un amplio potencial para seguir avanzando hacia un futuro energético más limpio y eficiente.